Antes de efectuar un cambio, como ya señalé en mis anteriores post, hemos de hacernos una serie de
preguntas: ¿dónde estoy?, ¿qué es lo que quiero cambiar?, ¿por qué quiero el
cambio?, ¿para qué lo quiero?
Hay unas fases previas que quizá no nos hemos planteado antes de pensar en el “cómo” y pasar a la acción; o bien no nos hemos hecho las preguntas, o no hemos sabido responderlas de forma adecuada. El habernos saltado esta fase previa nos permite entender por qué a veces fracasamos al realizar o proponernos un cambio. Realizado ese proceso, entonces sí, ahora nos podemos preguntar ¿cómo efectúo el cambio?
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Hay unas fases previas que quizá no nos hemos planteado antes de pensar en el “cómo” y pasar a la acción; o bien no nos hemos hecho las preguntas, o no hemos sabido responderlas de forma adecuada. El habernos saltado esta fase previa nos permite entender por qué a veces fracasamos al realizar o proponernos un cambio. Realizado ese proceso, entonces sí, ahora nos podemos preguntar ¿cómo efectúo el cambio?
Lo primero es preguntarse ¿qué necesito para efectuar el
cambio? Necesito formación, necesito crear nuevos hábitos, mejorar ciertas
habilidades… Hay que prepararse, PLANIFICAR.
Hay que pensar en qué es aquello que puede ayudarme en
el cambio, tanto a
nivel interno como externo.
Por ejemplo, a nivel
interno: soy una persona perseverante, con voluntad y que ya tengo alguna
de las habilidades y conocimientos que son necesarios para lograrlo. La
confianza en nuestra capacidad de lograr cosas es primordial.
A nivel externo: mis amistades me apoyan y animan; es
el momento óptimo.
También hay que tener claro cuáles son las dificultades con las que nos vamos a enfrentar, tanto a nivel interno como externo.
A nivel interno puede ser por ejemplo una baja
tolerancia a la frustración; no tener la suficiente confianza en uno(a) mismo(a);
carecer en ese momento de la formación, habilidades o conocimiento que son
necesarios… Tener humildad para reconocer nuestras carencias y ser capaces de
realizar una crítica constructiva y no destructiva es esencial.
A nivel externo: mi familia no va a entender que
ahora me dedique tanto tiempo a eso; falta de tiempo o disminución del tiempo
para dedicar al ocio/familia, etc.
Tener muy claro cuáles son tus fortalezas y tus debilidades
es fundamental, porque será necesario reforzar y tener presente tus fortalezas
para contrarrestar esas debilidades; a la vez que tener presente esas
debilidades te permitirá pensar cómo afrontarlas y qué es necesario hacer en
cada caso.
Aún así, a veces el cambio se nos resiste. En mi próximo post
me centraré en aquellos aspectos que pueden estar bloqueando el cambio.
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