¿Te arrepientes a menudo de lo que dices?, ¿tienes problemas
en tus relaciones por ser demasiado sincera?, ¿discutes con frecuencia porque
te dejas llevar por tus enfados?
En estos casos no estás sintiendo que tienes control sobre tu
vida y seguramente te estás dejando llevar por la impulsividad.
Como señalé, http://www.monicatimon.com/2017/07/control-e-hipercontrol.html autocontrol
emocional no es lo mismo que el exceso de control. El autocontrol es
necesario, y nos permite un rendimiento eficaz. El autocontrol, ¿implica
negar la espontaneidad? NO. Lo importante es
distinguir entre espontaneidad e impulsividad.
Digamos que lo impulsivo implica actuar
sin reflexionar y sin pensar en las consecuencias de nuestros actos, y muchas
veces responde a deseos y necesidades inconscientes (no me refiero aquí a la
impulsividad que deviene de causas neurobiológicas).
La espontaneidad consiste en
dejar fluir, en expresar eso que en ese momento estamos sintiendo sin miedos e
inhibiciones. Si se es consciente de lo que se está sintiendo, de alguna forma
podemos elegir expresar porque es el
momento adecuado, la persona adecuada…
Cuando alguien dice “yo soy sincera
(espontánea) y digo las cosas a la cara” y no está teniendo en cuenta el
contexto (la relación que tiene con esa persona, el momento…) de alguna manera
se obvian las consecuencias y lo que se está manifestando es impulsividad.
La espontaneidad denota
autenticidad, sí, pero hemos de saber gestionar las implicaciones de nuestras
acciones (palabras, actos…); el paso de la impulsividad a la espontaneidad
implica sabe gestionar precisamente esa capacidad de autocontrol.
Mostrarse como una persona
auténtica implica conocerse y tener la suficiente autoconfianza en uno mismo
para decir lo que se piensa, lo que se siente… pero, además, hemos de saber si
esa persona es digna de confianza, si nos quiere escuchar, el tipo de relación
que tenemos… y sobre todo si la forma de expresar o lo que estamos expresando
va a herir a la otra persona.
Permitirnos conocer esa parte
auténtica de nosotros, y cómo y cuándo expresar nuestras emociones, gestionando
y canalizándolas (sin reprimir) implica autocontrol. Pero alerta, un
autocontrol exagerado llevan a la represión, inhibición; nuestras “pasiones”
quedarían anuladas, siempre en aras de la consecución de objetivos y apresadas
por determinados miedos. Hemos de saber cuándo dar rienda suelta "a nuestras pasiones" sintiendo que tenemos el control y confiando en nuestra gestión de las emociones y
autocontrol.
¿Qué necesitamos para ello? Los cuatro
aspectos que trabajo en consulta al tratar el control de los impulsos son:
- La capacidad de controlar las emociones: el
tiempo de espera, cómo adaptamos la reacción a la situación…
- La capacidad para recordar el
pasado y anticipar el futuro.
- La capacidad de hablarse a sí mismo, para ejercer el autocontrol.
- La capacidad de toma de decisiones y de resolución de
problemas.
Y como siempre, si os
ha gustado, ¡compartid!
Para más información o
consulta psicologa.monicatimon@gmail.com
Comentarios
Publicar un comentario