Señalé que la diferencia entre dolor y sufrimiento reside
en la ACTITUD, en qué hacemos con lo que vivimos, el significado que le damos a
lo que ha sucedido.
Recordando que elaborar un
duelo es un PROCESO, y hay que dar TIEMPO, y que este puede ser incluso de un
año o dos (aunque la intensidad de los sentimientos va decreciendo), señalo lo
importante de la actitud que hemos de tener para enfrentar una situación que
nos genera dolor y no convertirlo en sufrimiento. Son aspectos que se enmarcan
dentro de las Tareas para afrontar el duelo de Worden.
-CONECTAR
CON EL DOLOR
No evitar el dolor, no buscar
mitigarlo con alcohol, medicamentos o con múltiples actividades distractoras…
Conectar con el dolor por mucho que duela. Conectar con él, conocerlo, será la
forma de saber qué nos está pasando.

Hemos de prestar atención a
aquellos sentimientos, además del de la tristeza, que pueden estar presentes:
ira, culpa, soledad, impotencia, sentimientos ambivalentes (de decepción,
frustración…)
Tras expresar, exploremos
qué hay detrás de esos sentimientos, analicemos qué hay detrás. Esto implica detectar
y tomar conciencia de qué creencias o pensamientos
los están manteniendo, para así reajustar y combatir aquellos pensamientos y
creencias limitantes.
-ACEPTACIÓN
Aceptar no es
resignarse o rendirse.
La aceptación es un
proceso activo, que implica ACTUAR. Por el contrario la resignación no implica
acción, sino una actitud pasiva que nos mantiene en donde estamos. Si pensamos que
no hay nada que hacer, que no lo vamos a poder superar, que no vamos poder
aguantar el dolor, nonos pondremos en una situación de actuar.
Aceptar es comprender
que lo que sucede, independientemente de que me guste o no, es lo QUE ES, es lo
QUE TENÍA que suceder. Si pensamos que es injusto (¿por qué a mí?), que hubiese
podido hacer otra cosa, evitarlo incluso no estamos en camino de aceptación. De
aceptar y reconocer que en este momento esto es lo que es, sin calificarlo como
bueno o malo, justo o injusto ni pensar si debería o no debería haber sucedido,
es lo que es, es lo que sucedió.
-ADAPTARSE
Tendremos que adaptarnos a nuestra nueva vida cotidiana,
a una nueva imagen de nosotros o nosotras mismas, a una nueva manera de
entender el mundo que seguramente implicará cuestionar determinados valores y
creencias y construir otros nuevos.
-RECOLOCAR
Ubicar lo sucedido (la persona
fallecida, la enfermedad…) en nuestra historia emocional y vital de modo que
nos permita continuar percibiendo que la vida tiene sentido y que queremos
vivirla. Reinvertiremos la energía emocional que antes depositábamos en relación
a la persona fallecida, la enfermedad… para reinvertirla en otras actividades
gratificantes, relaciones o personas. Esto no significa OLVIDO; ni las
experiencias dolorosas ni una persona querida se olvidan, pero se aprenden a
ver y a evocar desde otra perspectiva.
Como
siempre, si os ha gustado, ¡compartid!. Y para más información o consulta
psicologa.monicatimon@gmail.com
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