Como señalo en el anterior post, http://www.monicatimon.com/2014/11/la-dependencia-emocional-ii-el-anhelo.html implicarse
en una relación de dependencia genera sufrimiento, la sensación constante del
anhelo por obtener más cariño, a insatisfacción afectiva… Es importante tener presente que para nuestro
bienestar emocional es necesario salir de ese tipo de relaciones y centrarnos
en realizar un trabajo personal para no volver a caer en ese tipo de
situaciones. ¿Pero cómo?
El primer paso es TOMAR CONCIENCIA.
Cuando una relación en vez de generarnos bienestar nos hace sufrir, hemos de
estar alerta y pensar que algo no funciona, que se ha de acabar. Es cierto que
a una persona dependiente la idea de tener que alejarse le produce pánico,
ansiedad, y aceptar que esa relación a la que tanto se aferra no funciona es
algo muy difícil. Pero el primer paso es ese, tomar conciencia de lo que nos
pasa y ponerle nombre: dependencia.
Poco a poco, hemos de ir TOMANDO
DISTANCIA, tenemos que ir dejando espacio en nuestra mente a la idea de que
debemos hacer un cambio y soltar a lo que nos aferramos (en este caso a la otra
persona). Seguro que por no querer perder a esa persona, para conseguir que no
se alejara… hemos hecho alguna que otra “tontería”. No nos culpabilicemos, pero
pensemos en todo cuánto hemos llegado a hacer, incluso quizás cuánto nos hemos
arrastrado a causa de esa necesidad de no perder al otro. Reflexionemos sobre toda la trayectoria de esta relación
para ser honestos y admitamos que, realmente, nunca hemos estado bien en ella. Podemos
haber tenido buenos momentos, pero en general, una relación que nos produce
ansiedad y amargura, no es una buena relación. Tenemos que lidiar con los pensamientos
negativos tipo “no puedo vivir sin él/ella” ¡no es cierto! o “ya cambiará” ¡tampoco
es cierto! Es bueno para ir tomando distancia hacer una lista de todo
aquello que nos irrita de la persona, todo aquello que no nos gusta, aquello
que quizá nos prometemos aceptar o cambiar en cada reconciliación… porque si la
relación nos genera angustia y malestar es porque en el balance que podemos realizar
la lista negativa (lo que no nos gusta de la persona), pesa más que la lista
positiva (lo que nos gusta) y sobre todo porque implica que no la aceptamos tal y cómo es. Entonces,
a quién quiero yo realmente, a esa persona o a la idea de cómo tendría que ser.
La lista de cosas negativas favorecerá que reconozcamos que esa persona es así
y no va a cambiar (repitámonoslo) y el siguiente paso es admitir que no la aceptas tal y como es.
Antes de dar el paso definitivo,
la ruptura, tenemos que fortalecer
nuestra autoestima. Quizá ese paso nos es difícil y necesitamos ayuda de
un/a profesional, pero es importante reconocer que ahora la prioridad es
querernos a nosotros mismos, que no podemos buscar que otras personas nos
cubran carencias afectivas del pasado (hemos de elaborar ese duelo y aceptar
esas carencias) y sobre todo que nos merecemos una relación que nos aporte
confianza y seguridad (no angustia y sufrimiento), en definitiva que nos
merecemos que nos quieran pero además que nos quieran bien. ¿Por qué no
empecemos por reconocer o descubrir nuestros intereses, aficiones, cosas que
nos llenen? En definitiva APRENDER A ESTAR SOLOS.
El último paso, SOLTAR. Lo dejo
para el siguiente mail porque es aquí cuando nos toparemos con el tortuoso
camino del síndrome de abstinencia.
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