En el anterior
post http://www.monicatimon.com/2014/05/la-autocritica-destructiva-y-la-culpa.html
señalé alguna de las características de la crítica destructiva. Ahora veremos
algunas estrategias para afrontarla.
1. Lograr “cazarla”
El primer paso
para afrontar la crítica destructiva es detectarla, reconocerla. No es fácil,
porque la crítica está muy metida dentro de nosotros, forma parte de nuestras
convicciones, de los valores, creencias,
acciones y sentimientos que conforman nuestra personalidad.

Tener claro en qué situaciones suele
aparecer facilitará detectar y reconocer esa crítica. ¡Has de estar alerta! si
-sientes
que has cometido un error en las interacciones sociales
-tienes
la sensación de que te desaprueban, se ríen de ti
-te comparas con los demás y sientes
que lo has hecho peor
-has
tenido un resultado objetivamente negativo
El segundo paso es apartarla de nosotros.
a-
Contemplarla como algo externo a nosotros
Localizar tu
voz crítica, saber de quién es y de dónde proviene. En general esa voz crítica
que tenemos tan arraigada e interiorizada se ha formado en nuestra infancia,
por eso es bueno hacer el esfuerzo de intentar localizar de dónde puede
provenir esa frase que nos estamos diciendo.
Posteriormente intentemos convertir esa voz interna en una externa:
“eres un desastre”- ese es mi padre cada vez que…
Una vez
localizado el origen de tu crítica puedes, por ejemplo, tratar a la crítica de
pesada, como si fuera un fardo que llevaras a cuestas. Hay diferentes técnicas
para facilitar la externalización, así como para analizar qué función está
cumpliendo la crítica, en caso de que sea necesaria una intervención
profesional.
b- Pararla,
responderla, cuestionarla
Elige de antemano una
frase o palabra que vaya contigo y creas que te va a servir para cuestionar y
contrarrestar ese contenido; puedes utilizarla después de decir ¡stop!, ¡para!
Ejemplo: ¡stop! ¡Tengo derecho a perdonarme! Después inmediatamente introduce
una acción que te distraiga y mantenga mínimamente tu interés. El entrenamiento
en parada de pensamiento y distracción puede servir en un inicio para paliar
las consecuencias de esa crítica negativa.
3. Buscar actitudes alternativas
a.
Extender nuestro concepto autovalía a otros
campos de nuestra persona y no restringirnos a uno sólo para sentir que valemos.
Este aspecto es importantísimo, y
en el siguiente post hablaré sobre la relación entre autoestima y autocrítica.
b.
Eliminar los debería y tendría, las exigencias
inflexibles, cuestionarnos y flexibilizar ciertos valores.
c. Aprender
a tratar los errores de forma sana.
En definitiva,
aprender a responsabilizarnos de nuestros errores, y no culpabilizarnos. Como
señalé en el anterior post la culpa bloquea, paraliza, responsabilizarnos de
nuestros errores facilita que podamos hacer algo de forma activa para
remediarlo. En definitiva responsabilizarse implica aprender al preguntarnos
qué no tuve en cuenta, qué puedo hacer la próxima vez para que no se vuelva a
repetir. Al preguntarnos por qué hemos cometido ese error hemos de escucharnos
con auto empatía, pues los errores no los cometemos por “ser inútiles”, “un
desastre”, sino por desconocimiento, por ser una conducta condicionada
(aprendida) o por falta de recursos. Lo que es seguro es que no pretendíamos
cometer un error ¿verdad? Entonces ¿qué estaba intentando conseguir al actuar
así?, ¿qué motivó que cometiera ese error? Quizás buscar la aprobación de los
demás, o ir de forma acelerada y con
prisas. Sea lo que sea más que criticarnos ¡aprendamos y cambiemos
aquello que sea posible cambiar! Para esto es imprescindible saber perdonarnos.
d.
Reinterpretar distorsiones
En este caso se
trata de reajustar el tipo de atribuciones causales que realizamos sobre la
situación http://www.monicatimon.com/2012/10/el-estilo-atribucional.html
y cuestionar y combatir los pensamientos irracionales o negativos http://www.monicatimon.com/2012/10/como-hemos-senalado-muchos-de-nuestros.html
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